Todo acaba por normalizarse. Aquellos momentos que en los inicios nos parecieron especiales, acaban siendo pura cotidianeidad… la novedad dura muy poco, la innovación parece más un invento que una realidad. Siempre es lo mismo, ilusiones, felicidad inicial que dura hasta que las cosas empiezan a hacerse rutina, a ocupar un espacio más dentro de nosotros. Sin darnos cuenta lo hacemos normal, lo hacemos habitual. Añoramos esos momentos de ilusión, quisiéramos volver a ellos, pero no podemos retroceder. ¿Entonces qué podemos hacer? Nada, no servirá de nada intentar recuperar esa magia de un momento de incertidumbre. Si amigos, así son los comienzos…
Y si el viaje comenzase aquí...